Cuando llegó por la entrada principal al mediodía los cajeros lo observaban con atención. Subió rápido hasta el tercer piso y entró a la oficina un poco desarreglado por las escasas cuatro horas de sueño. Onetti lo presintió llegar, no lo llamó. Esperaba que apareciera insignificante por el umbral de su oficina. Al entrar, el supervisor estaba acompañado de dos personajes irrisorios: ajenos a la realidad de la empresa, de pantalones perfectamente estirados, pelo corto, uno llevaba anteojos oscuros y un bigote perfecto. Ambos traían una chaqueta corta y oscura. Uno anotaba en un pequeño cuaderno de apuntes, el otro con gesto de autoridad se tomaba las manos por la espalda y levantaba al mismo tiempo los talones de los pies con rostro inquisitivo sobre Tadeo.
- Buenos días " trató de decir Martínez. La oficina quedó en silencio.
- Buenas tardes " replicó Onetti, a la espera de que el personal policial diera el siguiente paso. Se alargó el silencio.
Esta parte de relato fue extraido desde Crónicas de mal sueño, Blog que al parecer se dedica al tema literario. En mi opinion, tiene un muy buen estilo, atractivo y que invita a seguir su lectura hasta el final.